Más de 6.700 kilogramos de vidrio y 5.100 kilogramos de plástico se transformarán para ser reutilizados. El mismo destino aguarda a 4.707 kilogramos de papel, 3.070 kilogramos de cartón y 600 kilos de aluminio acopiados por la Unidad de Manejo y Reciclaje de Residuos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) durante 2015.
Convertir residuos en nuevos productos disminuye el impacto sobre el ambiente, pues evita la extracción de materia prima y su procesamiento. Por ello, el Ivic recopiló más de 20 toneladas de materiales desechados en la institución y en las comunidades cercanas.
De igual manera, el año pasado se acopiaron por primera vez los bombillos fluorescentes empleados en las dependencias del instituto, logrando recolectar 1.258 unidades.
Desde 2009 la actividad logística de la unidad de reciclaje incluye recorridos diarios por las instalaciones del Ivic, a fin de recoger los residuos y trasladarlos al centro de acopio donde se minimizan y almacenan de forma óptima para ser entregados a diversas empresas recicladoras.
Además de esta labor, la unidad se dedica al mantenimiento de una parcela agroecológica instalada en los terrenos del instituto. Coliflor, auyama cebollín, cilantro, cambur, pimentón y orégano fueron los rubros de la cosecha.
“Sembramos en policultivos sin uso de fertilizantes químicos, bajo un principio de huerto familiar. Emplear abono orgánico, recuperar el agua de lluvia y nuestras semillas ancestrales son parte de las acciones necesarias para promover un cambio en nuestra interacción con la naturaleza”, explicó la jefa de la unidad, Carla Alceste.
La producción del abono orgánico también está en manos del Ivic. Conchas de frutas, grama, estiércol, hojas secas de árboles e incluso la borra del café son algunos de los residuos aprovechados para su elaboración.
Los abonos orgánicos mejoran la calidad de los alimentos cultivados, pues los libera de la acción de los agroquímicos. Además, enriquece tanto la textura como el estatus nutricional de los suelos.
Para fabricarlo se colocan en forma de capas los compuestos orgánicos seleccionados y se riegan con agua para luego cubrirlos con plástico. El proceso genera condiciones que aumentan la temperatura, favoreciendo la descomposición y la eliminación de algunos patógenos.
La creación de la parcela demostrativa apunta a un nuevo espacio de formación científica – tecnológica en el área de la agroecología, con la intención de socializar la producción sin agentes tóxicos.
Foto Bruno García
Fuente Boletín Informativo BITÁCORA/IVIC