Un reciente estudio concluyó que para el año 2017, América Latina contará con 98 satélites, 26 de ellos nuevos que se destinarán al área de las telecomunicaciones.
En 1985 Brasil puso en órbita su primer satélite. Desde entonces, América Latina incrementó su inversión en la conquista del espacio ultraterrestre con el objetivo de garantizar el acceso de su pueblo a las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Así lo demostró un estudio de la empresa Euroconsult -experta en desarrollo tecnológico- al asegurar que la región latinoamericana duplicará para el año 2017 su capacidad satelital, indicador que resultará proporcional a la demanda de consumo que esperan se incremente en 10 por ciento anual, hasta 2024. “La principal razón de los países del hemisferio para avanzar en la carrera espacial es el desarrollo de sus sociedades. Operar un satélite, participar en su construcción y en su lanzamiento al espacio significó -por lo menos para Venezuela- que el conocimiento de una tecnología tan compleja como ésta puede estar por fin al alcance de todos”, señaló el líder del proyecto venezolano de Televisión Digital Abierta, Luis Duque. Para Duque, quien participó en la construcción del primer satélite venezolano denominado Simón Bolívar (puesto en órbita en octubre de 2008), la decisión del Gobierno Bolivariano de exigir a China la transferencia de tecnología y la capacitación de recurso humano criollo se tradujo en progreso para el país. “Hay pocos casos de transferencia tecnológica en Latinoamérica. Esa particularidad nos dio ventaja en esta carrera, porque ahora Venezuela produce piezas para la construcción de equipos espaciales más grandes, tendrá una fábrica de pequeños satélites y opera los que ya puso en órbita”, expresó. En efecto, luego de seis meses de lanzar al espacio el satélite Simón Bolívar, los expertos chinos entregaron por completo su control al personal venezolano especializado en la materia. Este satélite, así como el Francisco de Miranda -puesto en órbita en septiembre de 2012- se operan desde la Base Aeroespacial Capitán Manuel Ríos (Bamari), situada en la población El Sombrero del estado Guárico.
Beneficios para el pueblo
La inversión que el Ejecutivo Nacional destina a la educación e investigación satelital, construcción y manejo de satélites permitió que la estatal telefónica venezolana Cantv instalara estaciones remotas para comunicar al pueblo. De acuerdo con Duque, el lanzamiento del satélite Simón Bolívar posibilitó que se duplicara la distribución de antenas satelitales por todo el territorio nacional y sirvió de plataforma de distribución de la Televisión Digital Abierta. Por su parte, el satélite Miranda -el primero de observación remota- se utiliza para la planificación social y del territorio, prevención de desastres naturales y para avanzar en grandes proyectos de infraestructura, como por ejemplo las obras del Sistema Ferroviario Ezequiel Zamora. Actualmente, científicos, ingenieros e investigadores venezolanos -con el apoyo de China- trabajan en el lanzamiento del segundo satélite de observación del país, que prevén lanzar al espacio en septiembre de 2017. El Antonio José de Sucre o VRSS-2 utilizará la plataforma CAST-2000, diseñada para satélites de bajo peso, tendrá una órbita heliosincrónica (curva geocéntrica combina altitud e inclinación para lograr que un objeto pase sobre una determinada latitud terrestre a un mismo tiempo solar local) y estará a una distancia de 646 kilómetros de la Tierra. Además, tendrá el doble de capacidad de memoria -en comparación al Miranda- para captar imágenes de Venezuela desde cualquier parte del mundo, ya que contará con antenas que podrán direccionarse, a diferencia de las que posee su predecesor, las cuales no son flexibles. Por último, Luís Duque recordó que la capacitación del personal venezolano en materia espacial le atribuyó al satélite Simón Bolívar 15 años de vida útil. “Este logro fue posible por el trabajo conjunto de la Agencia Bolivariana de Actividades Espaciales (ABAE) y el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)”, expresó.
Historias de progreso
Otro ejemplo de desarrollo social, impulsado por la inversión satelital, es el de Brasil, donde operan (o cubren parte del territorio) por lo menos 30 satélites dedicados a las comunicaciones, investigación y exploración meteorológica. Estos equipos amplían los servicios de Internet y telefonía del gigante suramericano. La mayoría de los satélites que operan en la región no sólo prestan servicios a su país de origen, sino también a otras naciones, gracias al sistema de cooperación Sur-Sur. El brasileño CBERS-4 es ejemplo de ello, pues suministra imágenes a países de América Latina y a gobiernos africanos. Los acuerdos suscritos con China y Rusia, principales colaboradores de la región en materia ultraterrestre, permiten a América Latina poner en órbita sus satélites, destacando los casos del Kryasor en Ecuador, el Túpac Katari en Bolivia o los peruanos PUCP-Sat 1 y Pocket-PUCP, así como los nanosatélites argentinos apodados Capitán Beto y Manolito. Varias proyecciones estiman que para el año 2017 América Latina contará con un total de 98 satélites, 26 de ellos nuevos que serán destinados al área de las telecomunicaciones. A estos se suman otros para usos militares y con fines científicos.
Fuente: Conatel