Determinar el método más adecuado para
extraer ácido desoxirribonucleico (ADN) de una especie vegetal o animal,
establecer la metodología para procesarla, ajustar las técnicas que
permitan arrojar resultados precisos e incluso saber cómo almacenar la
molécula a la temperatura ideal para preservar sus propiedades son
conocimientos básicos que debe poseer quien desarrolle estudios
moleculares con aplicaciones en el área de la Ecología.
Estas herramientas fueron ofrecidas
durante dos semanas a los participantes de la tercera edición del Curso
Teórico – Práctico de Técnicas Básicas de Biología Molecular, organizado
por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) y al
que fueron convocados profesionales y estudiantes de Biología,
Agronomía, Ecología, Veterinaria, Zoología, Botánica y Zootecnología.
“La taxonomía clásica o las
investigaciones en Fisiología y Bioquímica todavía rinden muy buenos
frutos, pero las técnicas genéticas ofrecen también una certeza. Además,
son más rápidas y generan una gran cantidad de datos para afinar los
resultados”, aseguró Arles Urrutia, profesional asociado al servicio de
la Unidad de Ecología Genética del instituto y coordinadora de la
actividad.
Con la información encontrada en una
molécula de ADN se puede establecer estrategias de conservación y
evaluación de poblaciones. De igual manera es posible esclarecer
relaciones filogenéticas, precisar la ocurrencia de una mutación
genética, así como cuantificar la variabilidad de una población
perteneciente a una especie.
Responder estas inquietudes requiere de
formación especializada en la metodología. A pesar de la precisión de la
herramienta es necesario formular correctamente el planteamiento del
problema y definir los pasos a seguir en la experimentación, a fin de
obtener resultados con aplicaciones a problemas concretos.
“Conocer la biodiversidad no se trata
solamente de generar un catálogo de especies, sino que ese nombre debe
ser articulado a la red de interacciones del ecosistema para, de esta
forma, saber quiénes son los que realmente están ahí, cuáles son sus
comportamientos y funciones dentro del sistema”, afirmó Gustavo Fermín,
investigador de la Universidad de Los Andes y facilitador de uno de los
módulos de la jornada.
Los 13 participantes de la actividad
pusieron en práctica los protocolos para la extracción y amplificación
de ADN genómico para tejido vegetal y animal a través de métodos caseros
y comerciales. El éxito en las etapas logísticas, metodológicas y
experimentales permite obtener resultados valiosos que expliquen el
problema y ayuden a plantear soluciones.
El contacto con otros investigadores y la
discusión acerca de la optimización de los procesos al aplicar la
técnica motivó a la bióloga Esther Baptista a participar en la sesión.
Los conocimientos adquiridos le permitirán identificar genéticamente a
las bacterias presentes en el agua, según resaltó la profesional, quien
ejerce funciones en Hidrocapital.
“Manejar estas herramientas facilita la
generación de información acerca de la biodiversidad del país”, indicó
Patricia Morales, bióloga del Centro de Estudios Botánicos
Agroforestales ubicado en la sede del Ivic en el estado Zulia y
asistente al curso.
PRENSA MCTI
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